martes, 28 de diciembre de 2010

Mi Peter Pan,

Últimamente me envenena el imparable tiempo y sus segundos. Sus minutos se empeñan en planificar mis horas, sus días le dan forma a mis semanas, y sus meses van generando mi historia y mi avejentar con el paso de los años, años los cuales devoro con sabor a uvas. Es inevitable, el tiempo pasa.

 Desperté y me encontré a oscuras intentando despegarme del calor de las sábanas. La noche había sido cálida y Morfeo se había empeñado en recordar mi rutina laboral a modo de pesadillas. Me incorporé a la realidad y me invadían molestias que ayer no habitaban en mi, entonces apareció él.

“ A los niños nunca se les debería enviar a la cama, cuando despiertan son un día mayores”


Sentí que los años con sus noches estaban empezando a pasarme factura. Cojeaba descalzo rumbo a la cocina,  el frío suelo empezaba a espabilarme,  tomé un trago de agua y me planté en frente del espejo del baño.  Ahí estaba, floreciendo entre los demás, mi primera cana, no había vuelta atrás. Lo siento Peter.

La ducha terminó de encontrarme conmigo mismo. Tras vestirme, unos buenos días y unas suave caricias despidieron a mi  Nana particular, Jara, y me transportaron a la calle a enfrentarme a un nuevo día. El sol de la mañana invitaba a una sonrisa y el frenético movimiento de la ciudad a dejar mi sombra atrás.

La mañana transcurrió volando entre piratas con corbatas y sirenas de tacones, mis pequeñas batallas del día a día no me ayudaron a olvidarme de aquel fatídico encuentro que a primera hora me impidieron ocultar, a mi Peter Pan, el silencio con el que no había dejado de crecer.  Sin querer, lo había traicionado.

Entonces se enfrentaron mi envejecida niñez y mi verde madurez, y llegaron a la conclusión de que Nunca Jamás debía dejar de disfrutar de cada segundo, de saborear cada instante, de sentir cada momento de la misma manera que lo hacía cuando era niño. Y así creo que fue o por lo menos lo intenté.

Aquella tarde, queriendo me tropecé con Los Niños. Perdidos se encontraban entre proyectos y demás aventuras que en sus vidas acontecían. Como en todos nuestros encuentros, viajamos durante largas horas entre historias de hoy y recuerdos de ayer, burlas y risas, motes graciosos y falsas peleas,  juegos inventados y trampas silenciosas, cánticos ruidosos y bailes tribales , volvíamos a ser lo que nunca queríamos dejar de ser, aquellos niños sin obligaciones ni preocupaciones. Pero como el tiempo no sabe disfrutar de los buenos momentos, nos tuvimos que despedir, deseosos de volver a encontrarnos y de volver a tomar otro de nuestros embriagantes viajes.

Esa misma noche, al llegar a casa, me asomé al balcón, y mirando al cielo busqué la segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer, lugar de refugio de los niños que no querían crecer,  por desgracia tan maravilloso lugar ya no estaba, mi infancia lo había borrado algún tiempo atrás.

 Dedicado al niño que vive en nosotros. Nunca lo pierdan.

martes, 21 de diciembre de 2010

Septiembre del 84,


"La burbuja en que crecí nos vendió comodidad y un nudo entre las manos" (Vetusta Morla)

            Aquel amanecer del 84 tuvo que ser muy oscuro y frío para que tus hermosas y brillantes alas no quisieran volar más. Te fuistes asomándote a la vida, ni el viento de aquella triste mañana, dándote un último bofetón y animándote a seguir con tu vuelo, pudo con tus ganas de nada.

A veces, cuando tu recuerdo fluye y sale a flote, me encuentro navegando en un mar de dudas. Dudas que me empapan, que me ahogan, dudas que naufragan en aquel amanecer, dudas que mueren de hambre y de sed cuando tu recuerdo tristemente desaparece.

A veces también, cuando tu recuerdo toca a mi puerta, lo reciben mi añoranza y mi ternura, invitando a tu humanidad y a tu bondad, abrazando tu nobleza y tu generosidad, heredando tus valores y modales, y extrañando tu presencia tu recuerdo tristemente también desaparace.

Otras veces, te suelo escuchar en voces cercanas, voces amiga, voces que con nostalgia llenan mis vacíos de tu ausencia, voces que con orgullo te rescatan del olvido. Voces que calman mi impulso animal, mi impotencia, mi dolor, mis miedos, mis ganas de ti.

Algunas veces también, me torturo y maltrato asomándome a tu despedida. Esas veces mi razón se estampa y se bloquea buscando respuestas a tu billete con tan triste final. Billete equivocado que la vida injustamente te vendió.

Aquel Septiembre del 84 tu silencio supongo que hizo mucho ruido. Mi infancia no lo escuchó. Ajeno al mundo, jugaba y felizmente te esperaba mirando al cielo, lugar donde mamá enfocó mis preguntas a tu eterno viaje.

" ...Y ahora que recuerdo, te gustaba mirar a la Luna calculando tiempos y distancias. Pero hubo un fatal error de cálculo entre la diferencia de tiempo entre la culminación de la Luna llena o respectivamente de la Luna llena y la pleamar subsiguiente, error no imputable a ti, sino al Observatorio de la Vida, que confundió tus hermosos 43 años con grados..." (José Fernando Pulido Tomás, Canarias 7, 30 de Octubre de 1984)





miércoles, 15 de diciembre de 2010

La patria es un invento,


Vivía mi más rebelde adolescencia cuando el cine me regaló esta crítica social de una total “honestidad brutal”.
Martín (Hache) 1997. Director: Adolfo Aristarain. Intérpretes: Federico Luppi, Cecilia Roth, Eusebio Poncela, Juan Diego Botto. 

 Película solo apta para cinéfilos que priman la palabra y lo verbal frente a lo visual. Historia totalmente maquillada de diálogos abundantes, fluidos y profundos, y sobre todo de pura y dura verborrea argentina.

Todo transcurre en un fin de semana. Un joven (Hache) tras superar la muerte por una sobredosis de cocaína, se traslada de Buenos Aires a Madrid para vivir con su padre, un director de cine unido sentimentalmente a una mujer más joven y cocainómana, y a un amigo actor, promiscuo y drogadicto . El guión gira en torno a estos cuatro personajes,  en la dificultad de comunicación entre padres e hijos, entre amantes y amigos, en un ambiente destructivo como es el de las drogas, tocando temas muy profundos como la libertad, el amor, la soledad y la madurez.

Os dejo un trocito de una de las conversaciones entre Hache y su padre, dura crítica a la Argentina y al patriotismo, y lo mejor, una frase que me he impuesto por bandera “tu país son tus amigos, y eso si se extraña”.


domingo, 12 de diciembre de 2010

Ni tan joven, ni tan viejo

           Desde hace ya algún tiempo me invadían las ganas de sentarme a escribir, pero me faltaba ese empujón de alguna mano amiga, que de vez en cuando necesitamos para arrancarnos con esas cositas que se nos van atravesando, y sin querer, en el camino vamos dejando y a menudo olvidando.
                                       
Hoy, ese empujoncito me ha sentado en frente de esta pantalla, me ha llenado de inspiración, y ha puesto en funcionamiento todos los mecanismos necesarios para que estas letras que ahora escribo, se tropiecen con la lectura que tus ojos hoy llevan a cabo, lectura la cual agradezco de todo corazón.

 Mis intenciones con este blog no son otras que estampar pensamientos y sensaciones ,compartir vivencias y experiencias, tocar la música, ver juntos algo de cine, leer libros y hablar de aquellas otras tantas cosas que vayan pasando por esta loca cabecita. Espero sobre todo que os guste, y que participen o colaboren a su manera,  ayudándome a mantener viva mi motivación por escribir. A mis 31 años ,y después de dejar atrás tres décadas de mi vida, me siento cargadito de ilusiones y proyectos, con unas ganas locas de disfrutar de cada día, y sobre todo no me siento ni tan joven ni tan viejo.